Investigadores del grupo Miranza han logrado un avance significativo en el tratamiento de enfermedades oculares raras al corregir con precisión mutaciones genéticas en células madre derivadas de pacientes con distrofias hereditarias de retina. Este logro, que representa un paso crucial hacia posibles terapias curativas para patologías visuales actualmente incurables, combina las tecnologías de edición genética más avanzadas y promete transformar el futuro tratamiento de estas enfermedades.
Corrección genética precisa en múltiples tipos de distrofias de retina
Un equipo de investigadores de Miranza ha conseguido corregir mutaciones genéticas en siete líneas de células madre obtenidas de pacientes afectados por diversas distrofias hereditarias de retina, incluyendo retinosis pigmentaria, enfermedad de Stargardt, enfermedad de Best y acromatopsia. Estas patologías, consideradas enfermedades raras, afectan a la capacidad visual de quienes las padecen y, hasta ahora, carecen de tratamientos curativos efectivos.
El trabajo, publicado en la prestigiosa revista científica *Molecular Therapy Nucleic Acids*, detalla cómo se ha logrado "revertir" las variantes patogénicas de todos los pacientes de forma precisa, sin alterar otras zonas del genoma de manera indeseada. Este nivel de precisión es fundamental para garantizar la seguridad de cualquier futura terapia génica.
"Lo hemos realizado a través de la revolucionaria técnica de edición génica CRISPR, también conocida como 'corta y pega genético', con la que llevamos trabajando en nuestro laboratorio de biología molecular desde hace unos años", explicó la Dra. Esther Pomares, responsable de investigación básica de Miranza e investigadora principal del estudio.
Combinación innovadora de tecnologías CRISPR y TALEN
Una de las contribuciones más significativas de este trabajo es la implementación conjunta de dos tecnologías de edición genética. Además de la ya conocida técnica CRISPR, los investigadores han empleado otra novedosa tecnología denominada TALEN, demostrando la eficacia complementaria de ambos métodos como herramientas para corregir los genes responsables de las distrofias de retina.
"Con estos hallazgos demostramos que estas metodologías funcionan para cualquier tipo de distrofia de retina. Actualmente, el gran reto es conseguir esta corrección directamente en células de retina para poder aplicar estas técnicas en los pacientes", añadió la Dra. Pomares, subrayando una de las ventajas fundamentales de la edición génica: la corrección permanente de las células afectadas.
Avances paralelos en tratamientos experimentales con CRISPR
Este descubrimiento de los investigadores españoles coincide con otros avances internacionales en el campo. Recientemente, científicos de la Universidad de Oregón en Estados Unidos publicaron en la revista *New England Journal of Medicine* los resultados de un ensayo clínico pionero que utilizó la tecnología CRISPR para tratar una forma rara de ceguera.
En este ensayo experimental, ocho de cada diez participantes experimentaron una mejora significativa en su visión después de recibir un tratamiento que editaba el gen *CEP290* defectuoso, responsable de la amaurosis congénita de Leber tipo 10, una enfermedad que acaba degenerando ambas retinas. Los pacientes reportaron mejoras como poder ver la comida en su plato o encontrar objetos perdidos, cambios que, aunque puedan parecer menores, representan un avance sustancial en su calidad de vida.
"Este ensayo muestra que la edición de genes CRISPR tiene un potencial interesante para tratar la degeneración hereditaria de la retina", explicó Mark Pennesi, científico que dirigió esta investigación en Estados Unidos.
Personalización de tratamientos según perfiles genéticos
Otro aspecto importante para el futuro de estas terapias se reveló en un estudio conjunto del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona y el Hospital de Bellvitge, publicado en la revista *Genes*. Los investigadores constataron cómo dos personas con el mismo defecto genético pueden experimentar formas muy diferentes de una enfermedad ocular hereditaria.
El estudio presentó el caso de dos hermanos con variantes en el gen *CEP290* que, a pesar de compartir el mismo defecto genético, desarrollaron manifestaciones clínicas notablemente distintas. Mientras el hermano menor sufre una distrofia retiniana severa y progresiva desde temprana edad, la hermana mayor experimenta una evolución mucho más lenta, conservando visión funcional incluso después de los 50 años.
Este descubrimiento sugiere que existen otros factores genéticos o ambientales que influyen en la severidad de la enfermedad, abriendo nuevas perspectivas para diseñar tratamientos más personalizados.
Desarrollo de modelos tridimensionales para el estudio de la enfermedad
En otra investigación complementaria publicada en la revista *Stem Cell Research & Therapy*, el equipo de la Dra. Pomares se ha centrado específicamente en la retinosis pigmentaria, la distrofia de retina más frecuente, que daña progresivamente la retina afectando la visión periférica y reduciendo el campo visual.
"Hemos generado en nuestro laboratorio células fotorreceptoras y organoides de retina, que son tejidos 3D, a partir de células madre de un paciente afecto de esta enfermedad. De este modo, hemos podido estudiar estos modelos, que mimetizan la afectación que presenta el paciente, para determinar el fallo a nivel celular que acaba provocando la pérdida de visión", detalló la Dra. Pomares.
Estos modelos tridimensionales representan un avance sustancial en la comprensión de los mecanismos moleculares de la enfermedad y proporcionan plataformas para probar futuras terapias antes de su aplicación en pacientes.
Desafíos pendientes y perspectivas futuras
A pesar de los prometedores resultados, los investigadores reconocen que aún existen obstáculos significativos antes de que estas técnicas puedan aplicarse clínicamente. Laura Siles, otra de las investigadoras del equipo, ha explicado que "esta técnica aún requiere un mayor desarrollo para poder aplicarla a los pacientes de forma eficaz y segura".
El principal desafío actual consiste en trasladar los éxitos obtenidos en células cultivadas en laboratorio a intervenciones directas en las células de la retina de los pacientes. No obstante, la Dra. Pomares enfatiza que el diagnóstico genético es "fundamental" para poder optar a las "futuras, pero cada vez más cercanas, terapias génicas y celulares que se están desarrollando".